jueves, 2 de agosto de 2012

Lázara!

No voy a revivir el blog con grandes discursos, sino gracias al simple hecho de haber revisado viejos posts cuasi-fortuitamente para encontrarme que, frente a textos más o menos mediocres que he subido, se han generado ciertos intercambios muy interesantes (o al menos para mí: interesantes, nutritivos, enriquecedores...).
Hoy el posto se limita a publicitar una revista de humor en la que tengo una pequeña participación. Lo lindo es todo lo demás... El que la quiera, la pide y la mando por pdf. Así de simple, sin más preámbulo y demás florituras, Cuatro Ruedas por el Pasto:


Se está cocinando el segundo número :)

Saludete a lo rolete!

martes, 2 de marzo de 2010

Todos los juegos, el juego: respuesta de mi amiga Carísima Caro Tapia acerca del texto de la puperheroína

Si hay alguien que puede sacar algo verdaderamente bueno del texto que han leìdo, padecido, experientado, etc, esa es Caro Tapia. Yo no seré Julio Cortázar, pero ella definitivamente es Deleuze - o inserte nombre de filósofo aquí-, con lo cual, sin más preámbulos que mi admiración -y agradecimiento, porque es una respuesta hermosa, y útil, que me hizo pensar mucho-, les comparto este texto sin desperdicio:

TODOS LOS JUEGOS, EL JUEGO

Ah, pero este texto no es juego. Este texto es cosa seria. Prosaica y sin ambición literaria, pero cosa seria al fin. ¿Qué como lo sé? Porque decidí que mejor descanso un poquito de rendir finales, porque me está quemando un poquito el cerebro, y agarro esto que me pasa y lo escribo y lo asumo desde un intento de ironía. Y sí, no estoy evadiendo, no estoy tomando un rol que no soy
Muchas veces me pregunto... qué estamos haciendo acá: dejo de pensar y veo que al final... Ah. No. Esa era una canción de Fito. Sabia por cierto. Empieza bien, pero me pregunto otras cosas hoy (inevitablemente derivadas de esa primera pregunta metafísico-existencial, pero en fin, no viene al caso... ¿o sí?). Esto es una suerte de respuesta en formato similar, literatura que se sabe carta y se sabe autobiografía. Ya lo decía Borges, de todos modos (y recurrimos constantemente a estas falacias de apelación a la autoridad en un doble desafío, paradójico modo de intentar conciliar la puesta de cubiertos de nuestra subjetividad, cortando carne ya cocida hace tiempo que nos da la “seguridad” de no estar diciendo una burrada... intento de justificación y legitimación, al tiempo que de decir lo que creemos con la silenciosa satisfacción de sentirnos comprendidos ya, al menos, por una persona –sea o no parte de este mundo, pensara o no lo mismo hoy): “toda literatura es autobiográfica, finalmente. Todo es poético en cuanto nos confiesa un destino, nos da un vislumbre de él”. En realidad, cualquiera que produce sabe que no puede enajenarse de su producción, ni aunque sea un hipócrita, porque en todo caso no está haciendo más que objetivar su hipocresía (mucho esfuerzo banal, por cierto... arte político, que le llaman), así que –ya especificado al menos uno de los pormenores que la producción literario-artística conlleva en el inevitable cuestionamiento al que es una y otra vez sometida, sencillamente por su débil y vulnerable naturaleza cuestionadora–, me dispongo a comenzar.
los finales de la materia que yo elegí por voluntad propia y mierda ahora más que nunca entiendo a Sartre (lástima que ya rendí Filosofía I y II). pero la tacita en la bacha tiene ese encanto de cotidianedad que… qué se yo. Me llama. Y es como un juego. Porque en el juego asumimos roles que no son los que verdaderamente nos identifican. Y si yo el día que me siento a estudiar decido que soy una persona ordenada y empiezo a clasificar mi placar por color (been there, done that), definitivamente estoy asumiendo lo que no soy, y haciendo algo que evidentemente me causa algo más de placer que la hojita con el estudio, porque para sufrir, directamente me siento a estudiar y chau.
La cotidianidad pareciera esa poco espectacular serie de eventos que se suceden uno tras otro, en la contingencia impertinente de la incertidumbre por lo que sucederá. Si lo pensáramos dos veces, lo extraño es que allí mismo radica la magia increíble de la pequeñez de la cotidianidad. Y tal vez, hurgando en los jardines más profundos de lo que dan en llamar “ordinario”, hallamos muchos los motivos más –a buenas y a primeras– superficiales para creer que hay un sentido que atraviesa toda y cada una de las cosas. Y es allí que decidimos hacer carreras como Artes, Letras, Filosofía, Música, montones de etcéteras (digamos que puede entrar cualquier carrera, porque en realidad se trata del modo de encararla y qué fue lo que no hizo llegar allí, pero voy a lo más fácilmente reconocible con estos tintes de tendencias con que todo lo sabemos teñir los seres humanos). [¿Sabés qué me encanta de esta carta literaria, Juli? Que todos los paréntesis y guiones aclaratorios, la suma de aposiciones y epítetos, nosotras las sabemos bellas, y no tenemos que andar ahorrándonolas... (y sí, “es una cuestión de percepción la amistad” también, como sabiamente apunta Deleuze...)]. Volviendo, decía: elegimos esas carreras, pero desde el momento que elegimos tuvimos la maldita desgracia (increíble buena suerte, por supuesto, también) de habernos acercado más de una, dos, cinco veces a la lectura del existencialismo sartreano, y teñir esa palabra de voluntad, responsabilidad, angustia, llantos... y así es como nos sentimos mal. Cuestionamos a la institución, a nuestra elección (aunque nunca lo suficiente como para no volver a hacerla, claro), a nuestra condición de seres errantes, un poco hedonistas y otro tanto concienzudos, nuestra falta de tiempo, nuestros tiempos muertos, la muerte del tiempo cuando está ahí, para que lo utilicemos... Y de repente, decidimos que sí, que en efecto esos aros estaban esperando ser colgados de una tela que casualmente hace meses tenías ahí, sin utilizar. Jamás habíamos visto Utilísima Satelital, pero todas las ideas brotaron en ese momento en que el resaltador (mucho más que la aguja, el hilo o la aspiradora, claro está, siempre lo estuvo para nosotras) estaba expectante de manchar con amarillo algún espacio blanco, de ser la competencia del negro de la letra, que se había adelantado –venturoso– en acariciar el papel. Y mientras lo pensamos, lo meditamos, nos odiamos por estar perdiendo el tiempo en la eterna disyuntiva de lo absurdo, del pensamiento errante, ese que nos llevó allí –a pesar de, justamente, todo lo otro en lo que ahora sí estábamos pensando– y que ahora, paradójicamente, nos está sacando una y otra vez de esa hoja que habla de todo lo que nosotras queremos seguir pensando...
Y sin embargo...
Y sí, no estoy evadiendo, no estoy tomando un rol que no soy –aunque me estoy metaforizando, con esto de la superheroina, pero en realidad era un juego con mis pantubotas, que están buenísimas-, estoy contando lo que soy (una cobarde que no se anima a rendir), por ende no es un juego esto, por ende es cosa seria –suponiendo que el universo está formado por sistemas binarios y el opuesto al juego es el no-juego o la cosa seria.
Sí, seguimos ahí. Seguimos jugando. El juego lo coloca la mente, lo formula. Ya Wittgenstein decía (el segundo, un poco más simpático que el primero) el lenguaje mismo era una construcción indescifrable, porque era un juego cuyas partes estaban todas tan interrelacionadas entre sí, de modo que sólo podíamos aprender jugando. Los chicos aprenden jugando, y toda la creación social es también un juego. El juego es, también, las ansias por no ser lo que somos, tal como si lo fuéramos. El lenguaje es la representación de aquello que queda irrepresentable, porque es el puente que intenta franquear la oscura indeterminabilidad de las subjetividades que nunca se fusionan, se transplantan, sino que simplemente se miran, se leen, se observan, se comunican, se intentan saber bajo la paradójica situación de saber que no se saben nunca. Es decir, que si el lenguaje es uno de los primeros juegos en que nos sumergimos, ¡cómo la mente no va a ser la culpable de que luego el juego se le ponga en su contra! Y es que en realidad siempre estuvo a su favor. “Ser o no ser, esa es la cuestión”. Y por eso nos enferma, nos atrapa, nos irrita el lenguaje. Por eso le rehuímos y volvemos a él, por eso es nuestro mejor refugio para expresar la incomodidad existencial de las fugas a que el deseo obliga, al tiempo que la evidencia del peor estancamiento del ser humano: el de pretender que predica verdades o falsedades por sí mismo. Entonces, nos permitimos jugar con él. Es un nuevo juego, un nuevo modo, que resignifica el anterior, desgastado por las costumbres. Todo tiene su tiempo de caducidad, y renovar nuestros juegos es crear. O mejor dicho, crear es un modo de poner el renovar nuestra apuesta a los juegos, a las máscaras. Por un instante, todo se vuelve más sencillo si lo pensamos todo como juegos de nuestra mente. Allí relajamos de modo tal que no nos importa estar cantando una canción, componiendo un himno, haciendo una poesía, tejiendo a crochet, limpiando una rejilla sucia, pintando una botella con acrílicos de colores, cambiando por décimo cuarta vez la yerba del mate (en dos horas) o escribiendo una catarsis renovadora entre amigas. Quién sabe, tal vez “gran literatura gran” de la historia futura.
¡Y a quién le importa! No sé, pero dejo un texto, y una foto, y una reflexión nerda, fuente de la maldita materia que desencadenó este delirio por el cual a partir de ahora más de uno me va a mirar raro –y me va a importar reverendamente un comino-: cada hombre, como dice Wilde en la Balada de la cárcel de Reading, mata a lo que ama.
Yo también estoy en esta situación de hablar de juegos, hacer teorías sobre cómo será mejor mi año pero no poder sentarme sin dispersar mi mente por mil lugares. Tenemos una facilidad especial para caer en los delirios más sutiles con una constancia de abeja, de hormiga o de contador... pero no vemos en ello un mérito o una realidad. Sin embargo, nos encontramos con lo prolífero también –y sobre todo– cuando debemos enfrentar situaciones que nos problematizan con la enormidad que ésta –estupidez para muchos– lo hace. Y creamos. ¿Hay, acaso, un privilegio mayor? Creamos, criamos hijos que salen de las entrañas: hijos bastardos, pero con la gloria de haber sido parte de nuestro tiempo, un tiempo por ellos, ya no muerto sino bien vivo. Como decíamos el otro día, un momento en que no consumimos para escupir, sino que el mero hecho de acercarnos a comer nos genera náuseas. El vómito es de las entrañas, bien nuestro, bien procesado por nuestra bilis. Y, asqueroso o no para muchos, es una imágen increíblemente gráfica y plenamente satisfactoria para mí. Es acá donde pensamos en lo que pensarán todos aquellos que –algunos más, otros menos– no conocen esta parte que damos en desocultar fenómena y fenomenológicamente (aunque no muy lógicamente, por cierto), de repente. Y es aquí donde también, todo nos importa nada. Porque sabemos que es ésta la mejor manera de dejarnos ser nosotras, donde de repente fluyen las incomodidades a flor de piel como si no existieran, allí donde aparecieron en prosa sin que nos diéramos cuenta y, del mismo modo, nos aliviaron sin que pudiéramos –no esta vez– explicar racionalmente por qué.
Los superpoderes, con o sin traje, jamás los tuve.
Así que está bueno que sepamos que por más atuendos con que revistamos nuestras casas, nuestras orejas o nuestros pies, nuestros superpoderes existen muy en serio, y sons esos que surgieron como consecuencia del modo de la evolución de nuestro juego inicial, ese que decidimos siempre seguir jugando. Ahora sí. Algunas situaciones que buscan exceder de repente el universalismo que me caracteriza (parte de mis juegos, qué le voy a hacer!), así, abruptamente, como también suelo hacerlo. Generaciones de sentidos y degeneraciones, de generación en generación, o degeneración en generación. Singularismos: XX XXX X XXXXX XX (censurado, mueran de la intriga); estoy preparando Política (eso, aunque no lo dijera, lo sabías); tenemos que darle empuje al proyecto editorial y cultural, YA.
Te quiero mucho, Juli.
Caro.

martes, 23 de febrero de 2010

Posibles textos bloggereanos de una neurótica con el síndrome de Peter Pan I

A Andretti



Tengo puestas unas pantuflas en forma de botas altas, grises con ribetes en verde y flores también en esos colores. Tengo puesta una remera demasiado larga para remera pero tal vez algo corta para vestido –aunque tapa lo justo y necesario-, y abajo un short floreado que no se ve. Tengo una campera de algodón verde loro con capucha. Tengo lentes para la computadora, tengo mate y estoy sentada frente a la notebook. Básicamente me siento una superheroína, por lo disfrazada. Bizarra- esa palabra en castellano no existe (todavía) en el diccionario, y lo sé pero la uso porque todos lo hacemos y es necesario y nos gusta-, ridícula, de entrecasa. De heroína tengo sólo el disfraz. El toque super lo dan las pantu-botas ( acabo de decidir que inventé esa denominación y que me gusta).


Sí, soy una superheroína cuya criptonita son los finales. Sí. La instancia evaluadora del examen final de la facultad hace que me sienta débil y me ponga a llorar, y hace que el hermoso diálogo que mantengo con un libro cuando no hay examen de por medio, sea una verdadera tortura.


Superheroína por un atuendo de entrecasa, que verdaderamente está para la foto (adjunto foto). Los superpoderes, con o sin traje, jamás los tuve. Este texto es la instancia de catarsis tras el fracaso de no poder asumir la responsabilidad que pesa sobre mis hombros en este instante, y esa es rendir los finales de la materia que yo elegí por voluntad propia y mierda ahora más que nunca entiendo a Sartre (lástima que ya rendí Filosofía I y II).


Superheroína que viene reflexionando desde hace algunos días en que la figura literaria que la identifica por excelencia ya no es la simpática Jo March –con la que tampoco tengo demasiado en común, vamos- sino que es el eterno niño que no quiere crecer, el famoso Peter Pan. Supongo, al menos, que esa es mi manera de enfrentar la responsabilidad que hoy asume la forma de examen final y que quizá mañana asuma la forma de una tesis, o quién sabe qué otra forma. Yo soy Peter y si fuera por mí me iría con Campanita a vivir al país del Nunca Jamás a pelear con piratas –no necesariamente tengo que pelear con piratas; digamos que el casillero “pirata” puede ser rellenado por cualquier otra actividad de placer para el sujeto evasor en cuestión.


Charlando hace poco con una hermosa amiga mía –Eli te quiero mucho, sos una ídola y este año es NUESTRO año-, estábamos hablando de esto de perder la instancia del juego. Uno crece y no juega más. En todo caso, juega a jugar con sus sobrinos, hijos, hermanitos, o lo que sea. Reconozco que a veces con mis sobrinos puedo entrar en el pacto del juego y engancharme verdaderamente y compenetrarme, y de hecho de a poco lo estoy logrando más porque es algo que busco, pero más allá de esas instancias que en definitiva es parcial, el hombre no juega. No jugamos. Una lástima.


Pero ojo, que una de las formas más comunes del juego se manifiesta precisamente frente a la responsabilidad, o sea, hoy hablo concretamente del examen final. Frente a la hoja de los apuntes, todos lo sabemos, se abre, por ejemplo, el maravilloso mundo de las tareas domésticas. Sí. De repente notamos que el piso está sucio y que hay que barrerlo, que la tacita usada que por lo general pasa tres días adentro de la bacha de la cocina, hoy nos molesta, y que esa telaraña infinita e imperceptible que cuelga de lo más alejado del techo nos recuerda que hay un universo de telarañas y polvos arriba de muebles olvidados que merecen la pena ser descubiertos y puestos en libertad.Bueno, tal vez no sea la idea de juego que me estoy replanteando volver a asimilar en mi vida- y en la de todos-, pero sí la considero juego. Porque es evasión. Porque uno lo disfruta. Es eso o sentarse a estudiar. A lo mejor el texto de Dante que estoy leyendo es maravilloso, pero la tacita en la bacha tiene ese encanto de cotidianedad que… qué se yo. Me llama. Y es como un juego. Porque en el juego asumimos roles que no son los que verdaderamente nos identifican. Y si yo el día que me siento a estudiar decido que soy una persona ordenada y empiezo a clasificar mi placar por color (been there, done that), definitivamente estoy asumiendo lo que no soy, y haciendo algo que evidentemente me causa algo más de placer que la hojita con el estudio, porque para sufrir, directamente me siento a estudiar y chau.


Ah, pero este texto no es juego. Este texto es cosa seria. Prosaica y sin ambición literaria, pero cosa seria al fin. ¿Qué como lo sé? Porque decidí que mejor descanso un poquito de rendir finales, porque me está quemando un poquito el cerebro, y agarro esto que me pasa y lo escribo y lo asumo desde un intento de ironía. Y sí, no estoy evadiendo, no estoy tomando un rol que no soy –aunque me estoy metaforizando, con esto de la superheroina, pero en realidad era un juego con mis pantubotas, que están buenísimas-, estoy contando lo que soy (una cobarde que no se anima a rendir), por ende no es un juego esto, por ende es cosa seria –suponiendo que el universo está formado por sistemas binarios y el opuesto al juego es el no-juego o la cosa seria.No importa.


Tomemos estos momentos de mierda, intentemos aplicar algo de lo aprendido en literatura italiana, y transformémoslos en el humorismo piradellano. Esa risa con un toque de amargor. Pero risa al fin. Sí. Tengo miedo a los finales y terror a la posibilidad de no recibirme por no poder superarlo.¿Y?Y… todo. Pero bueno. Esto es un experimento.


De una supereheroína cuyo poder eran las pantubotas. De Peter Pan, que también decidió que quiere ser un niño perdido –como dijo Ceci Dobarán IDOLA- para andar en pijama todo el día- esto del pijama es una genialidad de la que no puedo asumir autoría.


¿Crónica? ¿Ficción? ¿Anécdota? ¿Volveré? No sé, pero dejo un texto, y una foto, y una reflexión nerda, fuente de la maldita materia que desencadenó este delirio por el cual a partir de ahora más de uno me va a mirar raro –y me va a importar reverendamente un comino-: cada hombre, como dice Wilde en la Balada de la cárcel de Reading, mata a lo que ama. Tal vez yo esté haciendo un poco eso.


Pero quiero creer que todavía estoy a tiempo de revertirlo y que con un par de meses de relajación, y psicólogo, y yoga - ¿y Rivotril?¿así se escribe, siquiera?- pueda dejar de matar a mi pobre carrera.


Atentamente, desde el Nunca Jamás,Peter Pan (¡¿ahora resulta que esto tenía formato de carta?!), jugando a la superheroína.


lunes, 27 de abril de 2009

Nuevas prosaiqueces -mientras la inspiración sigue de vacaciones, esta vez en Cancún (parece que el clima está lindo nomás)-...

Lo que empezó siendo una anécdota graciosa en un mail para una amiga, dada la huelga de trabajo que tiene la inspiración para conmigo por estos días, terminó siendo un post para este hace-rato-no-actualizado blog. Decidí postear un cómico episodio de mi vida, para que vean que las prosaiqueces también pueden ser motivo de goce estético (?)...




Mail (más o menos retocado, pero mail al fin, para darle un toque verisímil):



Te cuento de las mias: Hoy a la mañana estaba leyendo en casa y mamá me dejo un huevo duro haciendose para que yo me comiera unos sanguchitos antes de irme al trabajo. Se fue y me dijo: "acordate de que esta el huevo en el fuego". Me acordé. Te juro que me acordé. Por eso apagué el fuego... y me fui arriba a lavar ropa y ordenar mi cuarto que era un quilombo.
En una de esas siento olor a queso quemado pero ... no era queso ... era un HUEVO CARBONIZADO que tiraba humo a lo loco... mal... y las llamas estaba muuuy arriba. Apagué el fuego, saqué el huevo con su cacerola (porque en ese momento el huevo y la cacerola fueron uno en eterna comunión material del carbón) y abrí todo porque era una humareda insoportable.


La cacerola, arruinada. La tapa de plastico pasó a mejor vida.


Yo me imaginaba contándote mis aventuras culinarias, pensando dos cosas:


*La fuerza de los genes: mi vieja es anticocina total y desbolada como yo, y mientras cocina lee y prepara las clases o pinta etc. y suele ser muy común que se le quemen las papas, que el guiso se pase, que no le ponga sal .etc. O sea que mi pensamiento número uno fue SON LOS GENES ALICIA GELPI (nombre de mi madre. Artista plástica. Si se busca su info en la web se podrá encontrar una breve página con algunos cuadros, y por supuesto no se hace referencia a sus dotes culinarias, se imaginarán por qué).


*Lo segundo que pensé fue: pobres hijos mios, si algún día los tengo, comerán quemado porque yo honraré a mi madre siguiendo sus pasos aunque no lo quiera... ¡¡AUNQUE NO LO QUIERA!!. Qué desastre de ama de casa que voy a ser, pero .. bueno... tengo gente que me quiere igual aunque sea un aparato asi que...amor voy a tener igual, sobre todo si me consigo un buen delivery para "sacarme las papas del fuego " cuando paradójicamente YO no lo haya hecho... supongo que aprenderé con el tiempo aunque los genes pesan porque yo JURO que pensé que el fuego lo habia apagado...


Cuando estaba por salir, mamá me estaba haciendo otro huevo. He aqui el diálogo:


A-Acá tenes otro huevo

J-Ah, se me quemó. Estaba convencida de que lo habia apagado pero no...

A-Si, se me quemó, yo lo prendí

J-¿Vos lo prendiste?

A-Si volví y lo prendí

J-¡¡Pero yo lo había apagado!!

A-Pero lo prendí, y me olvide y se quemó

J-¡¡¡¡Yo estaba convencida de que lo habia apagado pero despues bajé y estaba quemado, asi que pensé que me habia pasado lo que siempre te critico que es no mirar lo que haces con el fuego!!!!! Pero -todavía estaba incrédula ante la sospresa del fallo de los genes- ¿..entonces lo prendiste vos?

A-Si.


!!!!!!!!!!!!!


¡Lo sabía! ¡Todavía tengo chances!


Ahora solamente espero no olvidarme de sacar la ropa blanca que dejé remojandose en el balde del lavadero, porque así ya se me pudrió un pantalón que amaba...PERO SE ME QUIERE IGUAL,¿¿¿ NO??? ¿ Vos decís?


¿Conclusiones? No las hay, pero sí muchas preguntas:


*¿Por qué Alishia -así le dicen mis sobris- prendió de nuevo el fuego?

*¿Por qué el huevo cuando se quema tiene olor a queso quemado?

*¿Tengo chances de eludir la información genética en lo que a la rama de la cocina respecta?


Eso es todo, esperemos que pronto alguna musa se compadezca de mí o los tres gatos locos seguidores de este blog tendrán que deleitarse con el episodio que hace referencia a la vez que soñando pensé que me estaba muriendo electrocutada (sí, sucedió... ¡este viernes!¡mueran de intriga!)



Saludete a lo rolete!


miércoles, 19 de noviembre de 2008

Fragmentaria



Su vida estaba formada prácticamente por muchos pedacitos. Pedacitos azules de cielo que veía entre los edificios, cuando viajaba para ir al trabajo; pedacitos de charlas que mantenía con los clientes del negocio que atendía -desde triviales estados de tiempo hasta las más fascinantes inquietudes acerca del ser, de la nada, o de la ropa que es talle 35 pero parece para anoréxicas-;pedacitos de anhelos, de aspiraciones, porque ya iban cuatro carreras que empezaba y abandonaba, comenzando por Derecho para ingresar en el maravilloso mundo del Diseño,dejarlo para tramitar una fugaz pasada por Sociología- en qué estaría pensando-, para arribar en la momentanea carrera de Conservación y Restauración de Arte.


Fragmentos, para usar una palabra más fina. Esbozos de cosas que al final no son. O que son una parte del todo. Nada está completo.


Ella era fragmentaria. No sólo por no estar completa, sino porque la completud, si se alcanza, se alcanza, como leería ella en un cuento de Borges, en el instante en que se sabe quién se es.




Ella era. Pero no lo sabía. Tampoco se lo cuestionaba. Y así pululaba por la vida.




Una noche, la fragmentaria se encontró consigo misma, ante el espejo, en medio de un derrame inútil de lágrimas y cursilerías dramáticas típicas de ella. Y dijo basta.



¿Quién puede decir por qué?




jueves, 30 de octubre de 2008

Pa' no perder costumbre...

... fragmentos acerca de Poe, para el que leyó, para el que no pero quiere, para el que quiera opinar acerca de esto porque le pasó, lo soñó, lo vislumbró, lo intuyó, lo leyó en otro, lo escribió por sí solo, o lo que fuere... *



(...)Si la muerte es un camino sin retorno, nada más horroroso que el hecho de que se viole esta ley natural. No importa la certeza; tan solo la incertidumbre ante el más allá ya es un factor que permite generar esa sensación de que hay algo que puede manifestarse, algo que podemos saber acerca de la muerte, algo que, por ser nuestro propio fin, no deberíamos saber (...)


(...)Sabemos que la muerte es parte de la vida, estamos concientes de que esa es la ley de la naturaleza, y por ende, lo que más tememos es esa alteración a la naturaleza, esa sonrisa del muerto que manifiesta que hay una línea desdibujada y ambigua entre los vivos y los muertos, que hay ciertas manifestaciones de desordenes antinaturales, porque hay una alteración en el curso del ciclo vital. Lo siniestro (...) no está en la finalización de la vida sino en la posibilidad de que se pueda desafiar la ley natural, de que haya una brecha por la que ingrese un conocimiento que como seres vivos no estamos en condiciones de adquirir. Es esta alteración de la ley natural lo que genera el horror, y es esto lo que representa Poe al escribir historias acerca de entierros prematuros o apariciones de muertos (...)


(...) Lo siniestro en Poe es la posibilidad de que sea lo que no pueda ser, de que suceda lo que no puede suceder, de que sonrían los muertos y de que se entierren a los vivos (...)


(...)Lo más terrible que puede experimentar el hombre, lo más siniestro, es la experiencia de ser enterrado vivo; es, para ampliar el concepto, la experiencia de una línea entre la vida y la muerte que se va desdibujando, cuyos límites se van haciendo cada vez menos definibles. Es la experiencia de lo contrario a la naturaleza. Y Poe ha demostrado ser capaz de captar perfectamente la visión horrorosa que se expresa en una antinatural sonrisa de los muertos(...)**


*la posta: son fragmentos de un tp que tuve que hacer de Poe. Y salieron cosas mas o menos, y otras que sirven para pensar y refutar y repensar y rerefutar y etc. Y además justifico mis ausencias bloggeras mostrando lo que hago cuando no posteo...
**las evidentes repeticiones semánticas y nocionales entre fragmento y fragmento se deben a que obviamente están sacados de un contexto más amplio... no es que me la pasé hablando de lo mismo todo el tp... ¿o, ahora que lo releo...si?muchas cosas se van retomando para ir rehilando y fundamentando... mmm. en mi cabeza suena ahora la misma palabra que en la de ustedes: ITERATIVO. Bueno, igual tiene un final feliz: aprobé.
***asteriscos perdidos(porque no vienen de ningun asterisco anterior): lo de citarme a mi misma es patético pero el motivo para hacerlo es más patético: no hay originalidad en el aire, ni tiempo para postear algo nuevo...

miércoles, 15 de octubre de 2008

Prosaiqueces, para empezar una mitad de semana anticulturosa



¿Por qué en los dibujitos, cuando a las momias les sacan todo el vendaje, no queda nada, si todos sabemos que debajo de la mortaja hay un cadaver embalsamado?
***


Una vez, como a los 11 o 12 años, a mí se me había ocurrido algo: pensaba que estaría bueno enterrar un papel que dijera que, cuando se inventara la máquina del tiempo -evidentemente, para mí era un hecho que necesitaba simplemente la concresión de una tecnología avanzada-, volvieran a buscarme, en una fecha indicada. Si el que lo descubría, lo hacía en una época en la que la máquina aún no existía, debía a su vez dejarlo, y así hasta llegar a la época adecuada. Bueno, 3 o 4 años después, lo hicimos con una amiga, una noche, señalando coordenadas espacio-temporales concretas -que coincidían con esa misma noche, pero nada pasó. Sigo pensando que fue porque no pensé que el papel era lo menos indicado para dejar un mensaje milenario. *1
***

¿Cómo hace la pasta de dientes para salir con rayitas? Siempre tengo toda la intención de comprar uno y abrirlo, pero... no me acuerdo.
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Tengo 5 sobrinos por parte de mis hermanos: la más grande - 5 años- dice que cuando se lastima tiene que llorar muy fuerte, para que vayan a socorrerla sus papas, porque en realidad ella se banca el dolor demasiado, y la retan porque si se lastima feo, no nos enteramos. Princesa. Su hermano -2 años y 1/2- se hace llamar a sí mismo "Neno" (que proviene de su asimilación personal de la diferencia de género nena/nene... pero el dice "neno"...). Pequeño mastodonte. Mi otro sobri- 1 año y 11 meses-, su primo, tiene una seria adicción al chupete y a los trapitos -si, como Linus- cuya arista se mete en la parte blanca del ojo -si, si, la arista, mal dicho, o el borde de la tela, tocando lo blanco del ojo, definitivamente no como Linus-. El artista. Su primo, o sea, el hermano de los dos primeros, 7 meses, es cachetón y se despierta de buen humor, y me hace acordar a Fibel -¿así se escribía?. El bebé. Su primo por nacer, o sea, el hermano del tercero, nada en su panza, y es. Pececito. Tengo 2 sobrinas por parte de mi novio: la más grande- 3 años y un mes- sabe todo el abecedario, y no hay que hablar de nada demasiado serio porque entiende absolutamente todo. Rulos al viento. Su hermanita pequeña -4 meses- charla diciendo "ajo", y es un gran ejemplo del complejo de Electra. Niña transparente. Los 7 me vuelven loca de amor.
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Un comentario superficial: hay gente que se pone cada cosa que está en la "onda", que realmente visten de acuerdo al último grito de la moda, o sea, antes de ser asesinada.
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En las películas de zombies -que, por cierto, detesto-, todos los muertos tienen mas o menos el mismo grado de putrefacción, habiendo algunos muerto recientemente, producto de una mordedura zombie o de algún acontecimiento cercano al hecho fantasmagórico, y habiendo muerto, otros, años atrás. ¿Error del continuista o deliberado efecto de equidad putrefactal del Director? Nunca lo sabremos. *2
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Otro comentario superficial: siempre que llueve, no llevo paraguas. Y no me veo bien, como las estrellas de cine o de los videos clip. Me pregunto por qué.

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1*Más allá del chiste del papel, les aseguro que esto pasó. Y, años más tarde , un día ví en la tele que unos científicos hicieron lo mismo tirando una máquina por el espacio con información, para generaciones futuras, de ésta u otra galaxia. Flashié como loca cuando lo ví.
2*Me refiero, por supuesto, a la típica película en que hay un hechizo o una radiación cerca de un cementerio. Las que son de infectados recientes, por supuesto, estan exentas de este error.